EDITORIAL
La multitudinaria movilización callejera el pasado Día de la Memoria demostró la plena vigencia de una fuerza social capaz de poner un límite a la avanzada negacionista impulsada desde el Gobierno.
Palabra Activa celebra esa disputa por el sentido de la historia como parte de la batalla cultural.
En el 49° aniversario del inicio del período más oscuro de nuestra historia, el gobierno hizo circular un provocador video de 22 minutos donde uno de los más rancios exponentes de la ultra-derecha cipaya instaba a ejercer la “memoria completa”.
A lo largo del recorrido histórico el joven Agustín Laje (un abogado egresado de la UCA y doctorado en Contra-terrorismo en los Estados Unidos) descarga un discurso saturado de provocaciones y difamaciones contra la izquierda, el peronismo y los organismos de DDHH. Ni la fragilidad argumentativa del relato oficialista ni la impresentable figura del orador puede eximirnos de nuestra obligación militante: dar el debate, siempre y en todo escenario. Si la ultra-derecha quiere que recordemos todo, pues bien, recordemos todo.
Podríamos comenzar diciendo que el 6 de septiembre de 1930 un Golpe Militar, apoyado por la oligarquía terrateniente, las trans-nacionales petroleras Shell y Standard Oil y el partido Conservador, derrocó al primer gobierno democráticamente electo de nuestra historia dando inicio al accionar del “Partido Militar”.
También podríamos rescatar del olvido que ese mismo día, de madrugada y amparados en la más oscura impunidad un comando del ejército rosarino secuestró, torturó y fusiló a Joaquín Penina un joven militante anarquista de 19 años acusado de “tener una biblioteca popular en su domicilio”. Como luego sería usual práctica de los ejércitos latinoamericanos durante los “60 y 70”, el cuerpo de Penina sería arrojado al Paraná convirtiéndose de hecho en el “primer desaparecido”.
A la vez no estaría de más rescatar del olvido que fue la Corte Suprema de Justicia la que a una semana de producirse el golpe declaró, a través de su entonces presidente Horacio Rodríguez Larreta (abuelo del ex – alcalde porteño) la “constitucionalidad del nuevo gobierno de facto”.
¿Sabrá esos datos históricos el joven Agustín Laje? ¿Le incomodará que nos neguemos a olvidar los casi 350 argentinas y argentinos, asesinadas/os por la aviación naval durante el criminal bombardeo a Plaza de Mayo en lo que fue el mayor acto terrorista de nuestra historia y por el cual no hay aún, un solo responsable juzgado?
¿Será un acto de populismo histórico condenar los 18 años en los que Conservadores, Radicales, Socialistas Independientes, militares y empresarios acordaron proscribir electoralmente al peronismo, la fuerza política mayoritaria? ¿Incomodará al relato oficialista el saber que fue justamente un militar anti-peronista como Pedro Eugenio Aramburu quien hizo ingresar a la Argentina al FMI pidiendo un escandaloso préstamo que el organismo no dudó en otorgar?
Atenta contra la ideología reaccionaria, que el gobierno de Milei encarna, reconocer que esa misma clase trabajadora sometida a la explotación económica y el sometimiento político se haya decido a enfrentar al régimen para transformar las bases de una sociedad injusta, generando la violenta reacción de los grupos dominantes durante la última dictadura Cívico-Eclesiástica-Militar de 1976?
En realidad, no debería importarnos porque la lucha por el sentido del pasado es una de las formas que la batalla política adopta en el presente.
La verdad completa es que, en estos 49 años desde el advenimiento de la democracia colectivamente como pueblo, se trabajó arduamente a través de la justicia en reconstruir la historia y aproximarnos a la verdad. Pero son ellos quienes teniendo la oportunidad, que compañeros/compañeras y familiares no tuvieron de defensa en juicio, no dicen que hicieron con los desaparecidos/as llevándose esta información a la tumba.
Por eso no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos. Seguimos y seguiremos diciendo: SON 30.000…Y ESTÁN PRESENTES. AHORA. Y POR SIEMPRE.