Por Juan Carlos Lopaczuk *
El escenario post electoral y los debates internos del campo popular hurlinghense.
Hurlingham es un partido del conurbano bonaerense que logró establecerse hace pocos años como distrito. Anteriormente formaba parte de Morón. Pero algo lo caracteriza. Nunca fue gobernado por una fuerza política que no sea el peronismo.
En las últimas tres elecciones desde que la ultraderecha tiene participación concreta electoralmente a nivel nacional, Hurlingham ha sido una isla de resistencia. A modo de Kamchatka, la “perla del oeste” se presenta como un lugar libre de políticas de ajuste.
Sin embargo, el futuro nadie lo sabe. Si bien su electorado denota una clara simpatía por la justicia social. Existen también quienes adoran al dios ajustador. El 2027 parece lejos, pero no lo está tanto. Para consolidar que esta corriente del pueblo continúe deben replantearse algunos puntos, como la aparición de un tercer espacio indefinido que deambula entre auto percibirse peronista y coquetear con las y los violetas.
La importancia de la consolidación del campo popular es fundamental. ¿Pero cómo se realiza? Primero es destacable retomar lo político del día a día. Si las organizaciones que dicen pertenecer al amplio campo popular se retraen y solo quedan a la expectativa de la rosca, su futuro será complicado. Si quien enarbola la administración también se encierra y confunde la gestión con la política partidaria encontrará un camino más angosto que finalizará en un callejón sin salida.
Si se confunde lo político con la política, el espacio oficialista perderá poco a poco legitimidad y abrirá el camino para alianzas opositoras temporales que tendrán como común denominador entorpecer la gestión: violetas, aliados/aliadas y peligrosas/peligrosos ofendidos de siempre.
Otro punto importante. Si las organizaciones sociales comunitarias y partidos políticos del campo popular hurlinghense se pierden en encerronas internas y en intereses mezquinos, se liberará el sendero para que la ultraderecha hurlinghense, por primera vez, haga pie en nuestras tierras.
Las elecciones se ganan y se pierden pero lo que no se puede perder es la mística militante. Sin ello, el peronismo y el campo popular estarán terriblemente debilitados. En Hurlingham, no conocemos la derrota, pero debemos recuperar lo político si se quiere que los y las habitantes de este distrito sigan acompañando. Esa es la tarea que no se puede desatender.
*Director del proyecto de Comunicación “Palabra de Pueblo”






