Por Gustavo Zapata*
Lo podés escuchar en cualquier oficina pública, farmacia, banco o VTV (Verificación Técnica Vehicular).
La modernización de los sistemas implica que despidieron a quienes te daban una mano o resolvía. Ya era burocrático, eso sí, pero al menos había una persona del otro lado del mostrador. Ese que Gasalla desmerecía con un: Atraaas! y una vez reías, dos no. Ahora, los trámites, turnos o pagos se hacen por la red. Los tenés que hacer vos…o que alguien te ayude.
Eso si sos propietario de un celular actualizado. Ese eslabón de la cadena de control de los algoritmos permite que las empresas de redes personalicen la propaganda, les vendan información a otros para saber moldear lo que querés, cómo votar, qué consumir y cómo pueden sacarte algo. Nada a tu favor.
Una computadora y correo electrónico. Cuando aprendés y recordás cada contraseña, identificás captchas, envían claves a buscar… un laberinto virtual en que se pierden hasta las y los más avezados y que entorpece tu vida hasta la impaciencia. Eso si aún te da la vista y desarrollás el músculo del aguante.
Si quedó algún empleado, tendrá prohibido ayudarte, tocar el celular, recibir efectivo… caso contrario un robot guiará ese camino de dementes que son las opciones. Y habrá quien dirá que esta desatención creciente (externalización de costos: laburá vos que nos ahorramos sueldos) no tiene retorno. ¿Es así?
Pero en este bendito rincón de la injusticia, la confusión y el resentimiento, alguien aplaudirá el sonido de la motosierra de despedir: que pague la casta! ¿Pero cuál?
El mundo se vuelve incomprensible, ajeno, extraño y lleno de muros informáticos. Seguro habrá quien cobre comisiones para modernizar equipos, quien venda estos sistemas que te complicarán la existencia, sin medicamentos, con intereses impagos… que impedirá que resuelvas tus problemas.
IA – inteligencia artificial – por ahora significa que te jodés, del mismo modo que “no hay otra” implica: no estoy dispuesto a rebelarme ni hacer nada, “es complicado”: no entiendo cómo salir de esto, “es difícil”: no estudiaré ni pensaré por ahora una solución, “hay que darle tiempo”: lo voté-no puedo arrepentirme – me estoy empobreciendo – no sé qué hacer – no entiendo nada, pero no quiero volver a confiar en los peronistas. Un vocabulario de parálisis simboliza una época de confusión.
Es casi cómico escuchar a quienes tienen responsabilidad de frenar la locura diciendo “es complejo”…es decir, expresando su abierta incapacidad de preguntarle por qué de un mundo hecho por los ricos para los ricos. Mucho menos empezar a preparar una solución que toque los intereses de un potencial patrocinante.
Dice el holograma presidencial (y asienten muchos) que había que hacer ajustes. Baja la cabeza gran parte de nuestra vereda: mejor que lo haga él y no nosotros… y eso implica echar a decenas de miles de personas, cerrar fábricas y comercios, dejar familias sin vivienda, viejos sin remedios, pibes sin comida.
Se puebla el parking de ofrecidos a las redes para repartir o llevar gente (que lo pueda pagar) como monotributistas, sin derecho a enfermarse, organización que le dé algo de poder de negociación o feriados. Crecen los seguidores de lo que mi peluquero llama el “partido del lomo”: sino trabajo no como.
La contracara de la hecatombe del empleo (desgracia, catástrofe, mortandad…) es convencer al pobrerío que paga IVA, que hay que bajarle los impuestos a los ricos. Como aquellos soldados confederados, campesinos miserables (incluso los llamaban basura blanca) que daban la vida en la guerra civil norteamericana, para defender a los ricos dueños de esclavos. Hoy muchos dicen: “que no vuelvan los de antes”… cuando estaban mejor.
¿Hay salida? No será sólo con consignas. La patria no es el otro que te odia. El amor no vence eso, porque ese otro prefiere armarse, amurallarse, poner alambres eléctricos o guardias privados. Han decidido hacernos sufrir y llevarse las ganancias para acovacharlas lejos. Prefieren comprar afuera para que cierre la industria nacional. Otro modo de desarmarnos: menos negros con derechos= menos sindicatos.
Sus publicistas hablarán contra lo que huela a organización de abajo. Una señora cocinando para sus vecinos es tan desconfiable como un/a maestro/a que hable de política.
Aquí andamos. Es hora de pensar cómo salimos del pozo llamado “Argentina SA”, atendida por sus dueños y liderada por su holograma.
Será con un celular, pero más con un abrazo.
*Gustavo Zapata
Secretario general de CTA
Morón –Hurlingam -Ituzaingó
Para pensar y tomar conciencia ,cada nota es un aporte , un sacudon para tratar de dilucidar la salida de este laberinto..
Un abrazo entre todes, qué seamos ese desdo imperioso de luchar contra las injusticias.
Cómo dice la canción, es un monstruo grande y pisa. fuerte!!!
Gracias, los espero al regreso!!!!
Lamentablemente Gustavo tiene razón.
Los que nacimos hace 7 décadas o más no comprendemos las intersecciones u opciones del mundo actual, ni cómo expresarnos en las redes.
Se siente impotencia por el desguace del Estado y DOLOR POR EL SUFIMIENTO de nuestros hermanos. Sólo la empatía y el abrazo nos podrá ayudar. No esperemos salvadores….