Por Gustavo Zapata*
Cuando las internas de palacio parecen sacrificar alfiles o al mismo rey, es necesario mirar el tablero para ver si las vecinas y vecinos de a pie están preparados para ocupar la sede.
Vemos en operadores/as y aspirantes a coronar actitudes variadas, desde el silencio activo que organiza equipos de relevo, hasta figuras que se miden el trasero esperando que los dueños le den el sillón soñado. Sabemos que es un espacio de negocios y pocas personas en ese barrio privado lo ven como un lugar desde donde mejorarle la vida a alguien más que los que están en el ecosistema.
Pues bien, tras los muros sordos ruidos pero no son de corceles y de acero. En realidad es de ollas haciendo el guiso de los pobres o palos sobre los cuerpos viejos y personas en sillas de ruedas.
Es cierto que en el congreso tenemos un equipo de defensores de los derechos sociales bancando todas las paradas. Con deserciones y fugados, lxs compañerxs diputados y senadores soportaron todos los insultos buscando horadar el poder inconmensurable de quien venía respaldado por el poder de la embajada, las cámaras de comercio colonial y extranjera, los dólares del FMI, el apoyo del empresariado agro exportador, industrial, comercial, financiero, los canales y prensa mayoritaria, los jueces amigos y cómplices… y aun así, disputaron.
Una parte importante de los nuestros/as (gobernadores/as en oferta, referentes silenciosos, sindicalistas…entre otros) ponían fichas en: “¿Y si le sale bien?”, confesión sorda de que estaban de acuerdo en “ordenar la macro” a costa del sacrificio de las mayorías, pero… que lo haga otro.
Las manos alzadas de sus senadores y senadoras (tarifados o convencidos) fue el reconocimiento de este respaldo.
Nos encerraron a Cristina, una fuerte voz calificada, devaluada por errores importantes de delegación, aunque víctima innegable de todas las iniquidades a su cuerpo y familia.
Lo que quiero focalizar hoy es a quienes se envalentonan en las redes pronunciando todas las palabrotas del infierno, apelando a un lenguaje de cloaca para intentar identificarse con lo peor de la cultura popular (el que no sabe hablar, insulta, leí por ahí). Califican a sus enemigas y enemigos, momentáneos o permanentes, con todas las excrecencias desagradables posibles. A la hora de la acción, se presentan en, quizás, una plaza juntando orina por horas o alguna marcha con muchas fotos y selfies de seguidores. Pero no pasan de las amenazas y los improperios.
En primer lugar: atacar a las personas y no a sus políticas es un error que pronto recae sobre su autor/a. Lo que lesiona es lo que hacen quienes tienen el poder y no lo que piensan o son.
En segundo: quienes aspiren a conducir un conjunto heterogéneo de personalidades o grupos, deben aprender a caracterizar correctamente amigos/amigas de adversarixs y enemigxs. En los propios, cuáles son sus fortalezas, sus capacidades, que puede aportar y cuáles son sus límites, para formar sus equipos de trabajo, difusión, reproducción ampliada de simpatizantes y recolección de información para sintetizar y elaborar políticas.
No deben descartar a nadie, incluso a quienes en el futuro lo puedan jubilar o desplazar.
La gran sabiduría de Belgrano fue abrazar a San Martín en Yatasto y reconocer que estaba en inferioridad de capacidades frente a un militar profesional con mirada política y le cedió el ejército del Norte. El mismo Don José cuando deja su lugar a Bolívar para terminar la liberación de Perú, reconociendo que sus fuerzas eran insuficientes para la tarea.
Saber hallar el momento de pasar a reserva y calibrar quien puede o no, es grandeza.
Volviendo a las palabras valientes, coherencia es hacer lo que uno dice que se debe.
Guevara era consecuente y pagó con su sacrificio decir: revolución.
Es necesario dimensionar correctamente, sin glorificar ni tirar por la ventana a nadie. Incluso cuando se compite por lograr legitimidad, convencer y demostrar cuál es la mejor estrategia de quien representa mejor nuestros intereses como trabajadorxs. Ubicar y medir con humildad e inteligencia.
Pero, sobre todo, no convertir diferencias o competencias en puentes rotos insalvables.
Los que compartimos la calle poniendo el cuerpo en la misma dirección somos compañerxs.
No olvidarlo cuando discutimos quien se hará cargo de los cargos.
*Gustavo Zapata
Secretario general de CTA
Morón –Hurlingam -Ituzaingó
Imagen principal: Collage de Ana Bragaccini
Agradezco a quienes pensaron conmigo. Es un ejercicio necesario en estos tiempos de insulto y escándalo. Hurlingham necesita ideas y mucho diálogo, pero del que ayuda a crear nuevas respuestas a los problemas de siempre:vivienda, trabajo, alimento, protección y cuidado. No alcanza con abrir las puertas y dar discursos. Escucha. Organización de los recursos existentes. Oír la voz de la experiencia y energizar con la fuerza juvenil. Un fuerte abrazo a lxs crxs lectores.GZ
Creo que está emergencia justifica la lista de unidad. Pero no hay que perder de vista que para gobernar es necesario tener un programa con objetivos claros.
Votar contra es propio de ellos, no de nosotros.
Muy buena nota, con sustancia sustantiva y alejada de adjetivación intrascendente. Esta vez felicito a Zapata.
Hacía mucho que no escuchaba una palabra coherente como este texto de Gustavo. No se debe equivocar el blanco de quieen es el contrincante. Evaluar hechos, no personas.
Gracias Gustavo por la claridad de tus ideas.